Tu hijo ha sido puesto en tu hogar por designio soberano
Debemos reconocer la mano de Dios sobre nuestros hijos, debido a que Él los ha puesto
en nuestras familias creyentes. De hecho, aun aquellos los hogares con yugo desigual, en
los cuales sólo uno de los padres es creyente, también reciben la bendición de Dios. 1ª
Corintios 7:12–14 lo explica:
Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la
abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella,
no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula
en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son
santos.
A tu hijo no se le va a “pegar” la salvación por ósmosis ó por descendencia. Más bien, es el
destinatario de una influencia santificadora del cielo, en virtud de haber sido puesto bajo
una esfera de influencia del evangelio. Por tanto, por la gracia soberana de Dios y Su
designio providencial, algunos niños son puestos en hogares en los cuales el evangelio se
vive y es enseñado, lo cual debería dar a todo padre creyente una buena razón para esperar
que Dios tiene el propósito de salvarlos (Juan 5:34; 2ª Pedro 3:15).
Pablo continua en 1ª Corintios 7:16: Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a
tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer? En otras palabras,
si tu cónyuge no creyente consiente vivir contigo, no lo abandones – alégrate por la
oportunidad que tienes aún de influenciarle. Y si el cónyuge creyente puede influenciar al
cónyuge no creyente, entonces el padre creyente también puede influenciar a sus hijos.
Timoteo es un buen ejemplo de esto; Hechos 16:1 nos cuenta que creció en un hogar
basado en yugo desigual, con un padre griego no creyente, y sin embargo, su madre y
abuela creyentes le instruyeron con éxito en las Escrituras que le permitieron hacerse
sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús (2ª Timoteo 3:15). Timoteo se
convirtió en un poderoso ministro del evangelio utilizado grandemente por Dios, a pesar de
tener un padre no creyente.
Ahora bien, debemos reconocer no solamente la soberana orquestación de Dios en
nuestros hogares, sino que debemos también utilizar todos los medios dispuestos por
Dios para alcanzar a nuestros pequeños, esforzándonos de manera responsable en iniciar
y cultivar consistentemente la adoración diaria a Dios con nuestras familias.
En efecto, Dios ordena esto como lo ideal. Eclesiastés 12:1 dice, Acuérdate de tu Creador
en los días de tu juventud. ¿Cómo sino va un niño a conocer a su Creador desde la niñez
sino a través de sus padres que se esfuerzan en acercar Cristo a su vida? Dios desea que
los padres utilicen todos los medios disponibles para alcanzar a sus hijos mientras que
son pequeños, cuando todavía son tiernos y los padres tienen por naturaleza influencia
sobre ellos, especialmente por medio de su afecto natural hacia ellos.