¿Dónde está el verdadero valor?

Es fácil identificar a los que el mundo le asigna valor:

  • Tienen recursos
  • Gran reputación
  • Grandes logros
  • Dinero
  • Éxito
  • Educación

En sí mismo esto no es malo; el problema está cuando esto se convierte en el fundamento sobre el cual asignamos valor y queremos operar en las cosas del Espíritu. Esta es la misma vara de medir que usa la religión para asignar valor:

  • Grandes congregaciones
  • Dinero
  • Éxito ministerial
  • Teológicamente educados
  • Gran reputación

Nada de esto es malo si el fundamento es el correcto y la sabiduría en la cual se ha establecido es la de arriba y no la del mundo.

El valor que Dios asigna

Diferente al mundo, Dios le asigna valor a lo necio, débil, vil, menospreciado y lo ordinario. Este es el lado negativo que es esencial para el lado positivo.

¿Cuál es el lado positivo? Gloriarse en el Señor.

En este estado, el Señor lo es todo: Él no es un medio para lograr cosas. Él no es un conjunto de doctrinas, filosofías y reglas. Él es el todo de la vida: en Él somos, en Él vivimos y en Él nos movemos (Hechos 17:28).

Cristo es nuestro valor

¿Cómo se llega a este estado de gloriarse sólo en el Señor?
Pablo nos dice en 1 Corintios 1:30:

“Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención.”

Dios nos escogió en necedad, debilidad, vileza, sin valor y ordinarios para hacer a Cristo en nosotros sabiduría, justificación, santificación y redención.

Según la sabiduría de Dios, el valor del hombre está en que en sí mismo él es nada y Cristo es todo para él.

Lo que tiene valor para Dios no es lo grande, lo importante, lo noble, lo sabio o lo fuerte, sino todo lo que está en relación con Su Hijo.

El propósito de Dios al escoger

Si no está en Cristo, puede ser importante para el mundo, pero no tiene valor para Dios.
Si está en Cristo, tiene un valor incalculable, aunque para el mundo no sea importante.

La acción deliberada de Dios al escoger tiene la intención de darle valor al hombre. Dios buscó, encontró, separó y dijo: “¡Esto no sirve para nada!” Según los hombres, eso no muestra sabiduría.

  • ¿Dónde está el valor?
  • ¿Dónde está la gloria?
  • ¿Dónde está el poder?

Sin embargo, lo que Dios escogió lo puso en Cristo, y está formando a Cristo en ese vaso. Por eso, a lo único que Dios le asigna valor es a lo que está en Cristo y en quien Cristo está siendo formado

El ejemplo de Pablo

Pablo termina diciendo: “El que se gloría, gloríese en el Señor” (1 Corintios 1:31), y continúa en 1 Corintios 2:1-5 explicando que no vino con sabiduría humana, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que la fe no esté fundada en los hombres, sino en el poder de Dios.

¿Fue Pablo valioso en el Reino?
Él mismo se consideró necio, débil, ordinario y menospreciado. Para el mundo no tenía validez ni esencia, pero lo que es ordinario para el mundo, en Dios es extraordinario.

Para Dios, la “nada” en nosotros es la condición para desarrollar la medida de Cristo en nosotros. Dios puede hacer cosas extraordinarias cuando alguien se considera nada.

La cruz: el camino de Dios

El medio que Dios utiliza para avergonzar la sabiduría del mundo es la cruz.

1 Corintios 2:1
“Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.”

1 Corintios 1:18
“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.”

Es la cruz la que nos lleva a la necedad según el mundo y a la sabiduría según Dios, para que nos gloriemos solo en Cristo.

Desde la perspectiva del mundo y del hombre natural, están correctos al considerar a los creyentes como necios y sin valor.

Pero su cálculo es equivocado: porque justamente lo que ellos consideran necio, débil, vil y ordinario es lo que Dios ha usado y seguirá usando para vencer al mundo con todo su sistema.

El gran reto del sistema del mundo es que, en la “nada”, en las cosas ordinarias, Dios ha establecido la manera de avergonzar en su totalidad toda la sabiduría y el poder del mundo.