Cuando leemos la carta de Pablo a los Corintios es evidente que la palabra que gobierna
la representación de esta epístola es la palabra “sabiduría”. De una manera magistral
Pablo resumió los problemas y deficiencias que estaba teniendo la iglesia en Corinto al
tema de la “sabiduría”.
La sabiduría no solo era un tema pertinente y el más importante para los Corintios sino
para todo el mundo griego de aquellos tiempos. Pablo, identifica esa realidad cuando
dice que los griegos buscan sabiduría y los judíos señales.
Para los Corintios la sabiduría determinaba 2 cosas:

  1. El Valor De Una Persona – Según la medida de lo que ellos
    llamaban “sabiduría” se determinaba el valor de una persona o cosa.
  2. El Poder De Una Persona – Para ellos una persona era grande o pequeña,
    poderosa o débil según la sabiduría que poseyera. Mucha sabiduría era
    equivalente a mucho valor y poder, poca sabiduría poco valor y poder.
    Fue esta idea de la sabiduría lo que provocó las divisiones, sectarismo y carnalidad en la
    congregación de los corintios.
    1 corintios 3:4 “Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy
    de Apolos, ¿no sois carnales?
    Para algunos Pablo era la encarnación de la sabiduría, para otros era Apolos, otros
    decían que era Cefas y para otros de una forma natural Cristo.
    La tendencia natural era hacer de la fe en Cristo una filosofía – y separarla de un
    Ser vivo o como Pablo le llama luego “UN ESPÍRITU VIVIFICANTE”. (1 Corintios
    15:45)
    El propósito de la carta era rectificar las deficiencias y conceptos defectuosos que se
    estaban presentando en la vida de la iglesia. Para comenzar, Pablo les recuerda que esa
    sabiduría por la cual ellos estaban fascinados era la sabiduría del hombre natural o
    la sabiduría de este mundo.