Ora para que el Espíritu te ayude a comprender la justicia de Dios
Lee el Salmo 83.
El Salmo 83 es un salmo imprecatorio; el salmista clama a Dios para que juzgue a sus enemigos. Comienza
pidiéndole que no guarde silencio. ¿Qué podría ocasionar que el salmista pensara que Dios guardaba silencio?
¿Has sentido alguna vez que Dios no estaba actuando ni ofreciendo dirección cuando tú querías que lo hiciera?
¿Cómo respondiste? ¿Qué aprendiste por medio de esa situación?
El salmista describe cómo conspiran los enemigos de Israel contra ellos (83:2–8). ¿Cómo describe a estos
adversarios y sus intenciones? ¿Has sentido alguna vez que estabas rodeado por personas que te oprimían?
¿Cómo respondiste?
En la segunda mitad del salmo, el salmista clama a Dios para que destruya a sus enemigos (83:9–18). Los pasajes
como este son difíciles de compaginar con versículos como Mateo 5:43–44 que exhortan: “Ama a tus enemigos”.
Las naciones del antiguo Oriente Próximo estaban estrechamente asociadas a una deidad particular. Para Israel,
derrotar a una nación equivalía a derrotar a su dios (compara 2 Re 19:10–19). La victoria demostraría a las
demás naciones que el Señor era el verdadero Dios (fíjate en la razón que da el salmista para que Dios destruya
a sus enemigos en Sal 83:16, 18).
Hoy, Dios ha manifestado su victoria sobre el pecado y la muerte por medio de la muerte y la resurrección de
Cristo (1 Co 15:56). A la luz de su victoria, ¿cómo puedes ayudar con amor a que tus «enemigos» reconozcan a
Dios?
Para otros salmos imprecatorios, leer Salmos 58, 69, 109 y 137. ¿Qué nos enseñan sobre la actitud de Dios con
respecto al mal y la justicia?
Ps. Cáceres
