El Honor De Dios

Jesús murió para resolver el problema del pecado. Pero ¿Cuál fue el problema del pecado que la muerte de Jesús resolvió?

El pecado es un problema porque degrada y deshonra a Dios. El pecado no es meramente una violación legal, sino una disminución de la gloria de Dios.

El problema que había que resolver era la degradación de la gloria de Dios. La ausencia de la gloria de Dios era el mayor problema del universo.

En la cruz y resurrección no solo Dios restauró el honor a los humanos, sino que también manifestó su gloria. La muerte de Jesús demuestra que Dios es digno de ser honrado.

En la cruz Dios demostró su fidelidad y lealtad para hacer lo que había prometido.

Dios no renuncia a lo que promete (Romanos 3:3-7) a pesar de la completa infidelidad y deslealtad de la humanidad (Romanos 3:9-20). Dios cumplió lo que había prometido.

La forma como Jesús murió revela la lealtad al pacto de una manera inesperada. Dios merece ser adorado porque en Jesús él cumplió las obligaciones que él mismo se había impuesto para proveer salvación.

Romanos 1:2
«Que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras.»

Romanos 3:21
«Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas.»

Romanos 16:26
«Pero que ha sido manifestado ahora, y que, por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe.»

Si Jesús no hubiera muerto, la gloria de Dios no hubiera sido completamente revelada. Este es el misterio del Evangelio – la muerte del Hijo de Dios reveló la gloria de Dios. En la Escritura el tema de la gloria de Dios es preeminente y está relacionado con que Él tiene que ser honrado.

Oremos: Amado Padre, gracias por defender mi honor, de igual manera defenderé el tuyo con todo lo que soy, en Cristo Jesús.

Ps. Cáceres