Enseñanza: lo que ves, lo pares.

Jacob creció y Dios lo cambió; ya anciano, juntó a sus hijos para bendecirlos.
Les dijo: «Moriré, quiero que me entierren en la tumba de Abraham, mi abuelo, y mi padre Isaac».
Se puso como para dar a luz, con la cabeza entre las piernas, y murió.

Al verlo, José recibió algo sobrenatural. Pasaron los años, José estaba por morir, juntó a todos sus hijos y les dijo:
«Cuando muera, no me lleven a la tumba de Abraham, mis huesos los enterrarán en Egipto y cuando Dios los visite para llevarlos a otra tierra, mis huesos irán con ustedes».

Dijo: «No voy a morirme, no volveré al pasado, a las glorias del ayer, iré para adelante».
Y porque José dijo a sus hijos: «Un día Dios los visitará», gracias a esa palabra, Dios levantó a Moisés para sacar al pueblo de Egipto, después de cuatrocientos años de esclavitud; sabían que Dios los visitaría.

Declará a tu descendencia: «Dios los visitará» y esa palabra en el corazón caminará hacia el futuro.
La palabra de un abuelo que bendice o un padre que profetiza quedará viva en medio del peor desierto porque alguien habló bien: «No volverás a la tumba como tu abuelo, ni morirás de cáncer, ni pobre, irás hacia adelante con Dios».

Llevaron el Arca a la casa de Obed-Edom, quedó allí tres meses y prosperó en todo.
(Siempre me pregunté por qué llevaron el Arca a la casa de Obed-Edom y no a la de otro).

Hay gente que recibe más rápido de Dios que otro, y luego David la llevó a la ciudad. Para que haya un avivamiento en la ciudad, primero debe haberlo en la casa. Dar testimonio primero en casa, ganar a la familia. No es fácil mostrar al Señor donde conocen nuestras miserias y desgracias.

Los hijos de Obed-Edom se llamaban:

  • Semaías, que significaba «Dios oye», creció declarando esa verdad.
  • Natanael, «Dios ha bendecido», caminaba diciéndolo.
  • Sacaar, «el que sobresale».
  • Paultai, «trabajador».
  • Isacar, «recompensa de Dios».
  • Josabá, «dotado de Dios».

Con sus nombres declaraban constantemente la presencia de Dios, por eso Dios se dijo:
«¿Dónde viviré tres meses antes del avivamiento en la ciudad? En la casa de Obed-Edom porque ha determinado la atmósfera para mi presencia».

Prepara la atmósfera para Dios en tu casa, bendecirá y atraerás a Dios como un imán.
David nunca adoró en medio de la guerra, lo hacía antes o después para determinar la atmósfera de victoria, porque en la guerra hay que pelear y no hay tiempo para adorar.

En este momento hemos hecho un alto en nuestras batallas para determinar la atmósfera de bendición sobre tu vida y la de tus hijos. Serán bendecidos, recompensados, llenos del Señor.

Sella esta palabra como lo hizo María:
Señor, hágase conmigo conforme a tu palabra, a tu promesa. Padre, acepto el desafío, soy bendecido y favorecido, feliz en mi caminar, y tú estás conmigo. Todo me saldrá bien, lo malo se cambiará en victoria y lo negativo en crecimiento. Visualizaré cosas grandes y mi familia será bendecida. Iré con mis hijos y mis nietos hacia la tierra de bendición que profetizaré».

Oremos:
Amado Padre, hoy después de terminar este devocional; con anhelo en mi corazón te ruego que me ayudes a cruzar todas mis zonas y posicionarme como la casa de Obed-Edom, donde tu presencia resida y yo pueda alcanzar lo que Pablo les dice a los filipenses, estando persuadido de que el que comenzó la obra en mí la perfeccionará hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo.Gracias en Cristo Jesús, Mi Señor y Salvador. Amén. Amén.
Ps. Cáceres