Rey 

La personalidad de Jesús. 

La Danza 

“Comienzo del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.  Sucedió como está escrito en el profeta Isaías:  Yo enviaré a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino. Voz de uno que grita en el desierto:  “Preparad el camino del Señor, haced derechas sus sendas”.  Así se presentó Juan, bautizando en el desierto y predicando el bautismo de  arrepentimiento para el perdón de pecados.” (Marcos 1:1–4) 

Marcos no se lo piensa dos veces antes de establecer cuál es la identidad del protagonista.  Declara repentinamente y sin rodeos que Jesús es el “Cristo” y el “Hijo de Dios”. Christos era una  palabra griega que significaba “figura real ungida”. Era otra manera de referirse al “Mesías”,  aquel que vendría y gobernaría en la tierra con la ley de Dios y rescataría a Israel de sus opresores  y problemas. No era solo un rey, sino que era El Rey. 

No obstante, Marcos no solo llama a Jesús el “Cristo”, sino que va más allá. “Hijo de Dios” es  un término atrevido que sobrepasa el concepto que se tenía del Mesías en aquella época.  Indiscutiblemente, es una afirmación de su divinidad. Marcos pone todas las cartas sobre la mesa  y hace una declaración concluyente. Al citar el pasaje profético de Isaías, Marcos asegura que  Juan el Bautista es el cumplimiento de la “voz” que grita en el desierto. Si Marcos equipara a Juan  con aquel que “prepara el camino al Señor”, lo que está haciendo es identificar a Jesús con el  Señor mismo, con el Dios Todopoderoso. El Señor Dios, el esperado Rey divino que rescataría a  su pueblo y Jesús son de alguna manera la misma persona. 

Con esta afirmación tan chocante, Marcos asocia a Jesús con la historia y la antigua religión  de Israel. El cristianismo, por lo tanto, no es del todo una novedad. Jesús es el cumplimiento de  las visiones y los anhelos de los profetas de la Biblia, y es Aquel que vendrá a gobernar y a renovar  todo el universo

Te bendigo en Cristo Jesús. Pastor Tony Cáceres.