A Josué se le apareció el ángel y le dijo: Quítate el zapato.
Una sandalia, no las dos, porque el problema de Josué no era su mentalidad.
¿Por qué le pide un zapato?
En el Antiguo Testamento existía la Ley de la Redención que decía que si una mujer quedaba viuda y no tenía hijos, el cuñado tenía que embarazarla y darle hijos para que heredaran lo que les pertenecía. Entonces, el cuñado se ponía un zapato del muerto e iba caminando y diciendo: «Redimo la herencia, que es para ellos.»
Hace más de 2000 años en la Cruz del Calvario, Jesús murió con un zapato puesto.
Él se puso un zapato de cada uno de nosotros para redimir todo lo que nos pertenecía. Nos redimió y dijo: A partir de ahora camino y redimo la herencia de mis hijos. Sanidad, prosperidad, bendición será tu herencia, porque tú no podías hacer nada pero yo he tomado tu lugar. Se puso tu zapato y dijo: Todo lo que es para (pon tu nombre) yo lo tomo, lo redimo. Cuando digas: «A mí nadie me entiende». «A mí nadie me ayuda». No es así, el Señor te entiende y ayuda y dice: «Yo voy a caminar contigo, tomaré tu lugar.» Alguien está caminando contigo, Él dijo: «Yo estaré contigo todos los días hasta que el mundo se termine».
¿Por qué Dios le dijo: ¿Quítate un zapato a Josué y a Moisés no? Porque Moisés tenía que cambiar la mentalidad en cambio Josué tenía seguro que, frente a lo nuevo que avanzaría, Dios iba a estar con él.
Cuando Dios encontró a Moisés, éste iba huyendo de Egipto y cuando encontró a Josué estaba tomando Jericó.
Dios no respalda a los que viven huyendo, camina con los que pelean por su próximo sueño.
Dios no se mete en el zapato del que huye de los problemas sino de aquel que conquista su problema.
Dios respalda a los que están parados y dicen: «Esto es difícil, este problema es grande, pero lo voy a tomar para mí Dios.» Y Dios camina con ellos. Deja de criticar lo malo, resuélvelo.
Lo malo no se critica se corrige; no se huye, se enfrenta.
«Ay, nadie me entiende» «Me tratan mal» «Me voy».
¡ándate! Pero no esperes que Dios se ponga un zapato tuyo, porque Dios se les aparece a los conquistadores. Moisés se defendía de los egipcios, estaba escapando, mientras que Josué estaba conquistando.
«Yo quiero mantener lo que Dios me dio.» «Yo estoy en el coro, quiero mantener esto y nadie tomará mi lugar, yo lo voy a mantener»
Mientras quieras mantener tu trabajo, tu sueldo, lo que tienes, Dios no se va a poner un zapato.
Josué dijo: «No quiero mantener lo que tengo, quiero comprar cosas nuevas.»
Dios te acompañará si eres un conquistador, si miras hacia adelante. ¡No mantengas lo que tienes! Si Dios te dio un negocio te tiene que dar dos; si Dios te dio quinientos te tiene que dar mil; si te dio la corbata te tiene que dar el saco; si te dio la silla te tiene que dar la mesa; si te dio la mesa y las sillas te tiene que dar la casa y si te dio la casa te tiene que dar prosperidad, porque Dios bendice a los que se mueven para conquistar.
¡Mira bien!, Dios te va a mostrar algo en el camino y te va a decir: «Esto también lo puedes tomar tú.»
Te mostrará un coche, una casa, un sueño, finanzas, gente y te dirá: «Ese es tu Jericó, si miras para adelante yo caminaré contigo, y vamos a ir con un zapato cada uno y vas a lograr todo, todo, todo lo que te propongas»
La gente que quiere conquistar te va a decir: Vamos juntos, vamos a ganar cosas grandes para ti y para el Señor.
¡Conquista lo que estás esperando!
