Gracias a que Cristo llevó consigo nuestro pecado, no tenemos que vivir con su peso
Mateo 20:27,28
¿Alguna vez se ha preguntado por qué el Dios del universo decidió salvarnos haciendo que su
único Hijo muriera en la cruz? Podría pensar: por supuesto que Dios puede hacer cualquier
cosa, ¿no? Entonces, ¿por qué no eligió otra manera? Sí, Él puede hacer cualquier cosa, pero
no violará su propio carácter.
Dios es santo. Todos hemos desobedecido su ley (Romanos 3:23) y la comunión con Él se ha
roto. Y desde el principio de los tiempos, Él ha exigido un castigo por el pecado. ( Génesis
2:17; Ezequiel 18:4; Rom. 6:23).
Sin embargo, debido al gran amor de nuestro Padre celestial por nosotros, permitió que hubiera
un pago sustitutivo por nuestro pecado. En tiempos del Antiguo Testamento, la gente
sacrificaba animales para expiar sus transgresiones. Pero esta provisión era solo una solución
temporal. La muerte del Señor Jesús fue el sacrificio final y permanente por el pecado.
Y luego Él hizo algo que nosotros no podíamos hacer. Tres días después de morir, resucitó de
la tumba. ¡El Señor Jesús venció la muerte! Ahora tenemos acceso directo al Padre celestial
por su muerte en la cruz. Una vez que aceptamos este regalo del perdón completo, Dios
elimina nuestros pecados tan lejos como el este está del oeste
Salmos 103:12.
Oremos: buen Dios y padre de nuestro Señor Jesús, una vez mas reconozco que en tu plan
original, tu amor prevalecía por encima de las necesidades humanas, gracias por amarme y dar
a tu hijo por mí. En Cristo Jesús amen, amen.
Ps. Cáceres