La palabra gozo aparece una y otra vez en las Escrituras. Por ejemplo, los Salmos están llenos de referencias al gozo. Los salmistas escriben: “Te alabaré al son del arpa, pues tú eres mi Dios, mi gozo y alegría” (Salmo 43:4b). “Cantemos con gozo a Dios, nuestra fortaleza” (Salmo 81:1). Asimismo, en el Nuevo Testamento, leemos que el gozo es un fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22), lo que significa que es una virtud cristiana. Dado este énfasis bíblico, necesitamos entender qué es el gozo y buscarlo.

A veces nos esforzamos por comprender la visión bíblica del gozo debido a la forma en que se lo define y se lo describe en la cultura occidental de hoy. En particular, a veces confundimos el gozo con la felicidad. En las Bienaventuranzas (Mateo 5:3–11), según las traducciones tradicionales, Jesús dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu… Bienaventurados los que lloran… Bienaventurados los mansos…” (vv. 3–5, énfasis añadido), etc. A veces, sin embargo, los traductores adoptan el idioma vernáculo moderno y nos dicen que Jesús dijo felices en lugar de bienaventurados. A veces me incomoda un poco cuando noto esa versión, no porque esté en contra de la felicidad, sino porque la palabra feliz se ha vuelto sentimentalista y trivial en nuestra cultura. En consecuencia, connota cierta superficialidad. Por ejemplo, hace años, Charles M. Schulz, en su tira cómica Peanuts, acuñó el adagio “la felicidad es un tierno cachorrito”, y se volvió una máxima que expresaba una idea sentimental y comodona de la felicidad. Luego vino la pegadiza canción “Don’t Worry, Be Happy”, (No te preocupes, sé feliz), lanzada por Bobby McFerrin en la década de 1980. Sugería una actitud despreocupada y liviana de deleite.

Sin embargo, la mejor traducción para la palabra griega que se usa en las Bienaventuranzas es benditos, pues este término no solo comunica la idea de felicidad, sino también de profunda paz, consuelo, estabilidad, y gran gozo. Por lo tanto, al venir al texto del Nuevo Testamento debemos ser muy cuidadosos de no leerlo a través del lente de la comprensión popular de la felicidad y perder así el concepto bíblico del gozo.

Piensa nuevamente en la canción de McFerrin. La letra es muy extraña desde una perspectiva contemporánea. Cuando él canta “no te preocupes, sé feliz, está emitiendo un imperativo, una orden: “No estés ansioso. Más bien sé feliz”. Está exponiendo un deber, no haciendo una sugerencia. Sin embargo, nunca concebimos la felicidad de esa forma. Cuando nos sentimos infelices, nos parece imposible decidir cambiar nuestros sentimientos mediante un acto voluntario. Tendemos a concebir la felicidad como algo pasivo, algo que nos sucede y sobre lo cual no tenemos control. Es algo involuntario. Sí, lo deseamos y queremos experimentarlo, pero estamos convencidos de que no podemos crearlo por un acto de la voluntad.

Extrañamente, McFerrin suena muy parecido al Nuevo Testamento cuando manda a sus oyentes a ser felices. En las páginas del Nuevo Testamento, se comunica una y otra vez la idea del gozo como un imperativo, como una obligación. Basado en la enseñanza bíblica, yo iría tan lejos como para decir que es deber del cristiano, es su obligación moral, estar gozoso. Eso significa que la incapacidad de un cristiano de estar gozoso es un pecado, que la infelicidad y la falta de gozo son, en cierta forma, manifestaciones de la carne.

Desde luego, hay momentos en los que estamos llenos de angustia. Al propio Jesús se le llamó “el hombre más sufrido, el más experimentado en el sufrimiento” (Isaías 53:3). La Escritura nos dice: “Es mejor asistir a un funeral que presentarse en un banquete” (Eclesiastés 7:2a). Incluso en el Sermón del Monte, Jesús dijo: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación” (Mateo 5:4). Puesto que la Biblia nos dice que es totalmente legítimo experimentar angustia, sufrimiento y tristeza, estos sentimientos no son pecaminosos.

Sin embargo, quiero que veas que las palabras de Jesús podrían traducirse como “Gozosos los que lloran”. ¿Cómo podría una persona llorar y aun así estar gozosa? Bueno, yo creo que podemos desenredar este nudo con bastante facilidad. El corazón del concepto del Nuevo Testamento es este: una persona puede tener gozo bíblico aun cuando esté llorando, sufriendo, o experimentando circunstancias adversas. Esto sucede porque la angustia de la persona está dirigida hacia una preocupación, pero al mismo tiempo, esa persona posee una medida de gozo. Tengo más que decir al respecto en el próximo capítulo.