La responsabilidad de la iglesia es restaurar los corazones afligidos. Todos juntos creamos el cuerpo de la iglesia y como parte de ese cuerpo, nuestra responsabilidad en la Tierra es representar a Jesús. Esto significa que debemos demostrar de manera constante el amor de Dios en nuestras decisiones e interacciones.
Una pregunta que debemos reflejar es: “¿estoy haciendo un buen trabajo representando a Jesús?”. Nuestra respuesta no será afirmativa sin una relación con Dios, ni podemos aplicar los principios de la espiritualidad sin una relación con Él. La influencia de Dios en nosotros traerá como resultado acciones de verdadera sensibilidad y empatía con los demás.
Hoy te reto a que identifiques a algunas personas que conozcas que estén pasando por situaciones difíciles. Reflexiona en las interacciones que has tenido con ellos en los pasados meses. Piensa: “¿qué es lo que he hecho para reflejar y representar a Jesús?”. Toma nota de tus respuestas. Revisa todo lo que has escrito para ver si tu representación de Jesús es pobre o buena. Ahora habla con Dios y repórtale tus resultados. Busca el consejo de Dios acerca de tus pasos y de esta forma fortalecer su influencia en ti. Documenta esto, revísalo periódicamente con Dios para determinar si tu relación con Él se ha fortalecido.
Recuerda: Los creyentes observan a las personas afligidas como una oportunidad para aplicar amor incondicional. Con Dios en nuestra vida, estaremos seguros de tener conexiones eternas: “relaciones de influencia”.
